SIGNIFICADO
DEL TÍTULO DE LA OBRA LUCES DE BOHEMIA
El autor,
Valle-Inclán, ha recogido en el nombre de la obra las claves para
su interpretarla. Para ello se ha valido de los siguientes aspectos:
• Mediante ese
título nos da a entender que debemos considerar a la luz como el
elemento
escénico primordial, haciendo juego con la carencia de
luz o su ausencia, es decir, con la
sombra. Las propias acotaciones
destacan por mostrar frecuentemente matices lumínicos
diversos, entre otros contenidos.
• También el
título alude de forma directa a las luces de la bohemia dorada,
es decir, al periodo de
esplendor de ese fenómeno originado
en París, aludiendo además a modelos literarios con Verlaine,
Víctor Hugo, etc., como se distingue en la escena IX, en que los
personajes centrales de la obra, Max y don Latino,
recuerdan con
Rubén Darío la vida parisina de los artistas y poetas bohemios:
“Recuerdan y
proyectan las luces de la fiesta divina y mortal: ¡París!
¡Cabaretes! ¡Ilusión!”
•
Si
exceptuamos esa escena IX en que la bohemia aparece en todo su
brillo, en el resto de la
obra la luz se vuelve agonía,
pues las luces languidecen trémulas y mortecinas:
“En las llamas de
los faroles un igual temblor verde y macilento” / “lobreguez con
un
temblor de acetileno”. En contraste con esa débil luz, las
sombras presiden la acción
dramática y la mayor parte de los
escenarios tiñendo todo de una vaga tristeza. En
ocasiones los
mismos personajes aparecen caracterizados como sombras: “la mujer,
sombra triste” / “dos sombras rezagadas (Darío y Bradomín)”.
• Otro aspecto
crucial relacionado con la luz y con la sombra es el contraste del
claroscuro:
“Media cara en
reflejo y media en sombra”. Para comprender la dimensión simbólica
de
dicho claroscuro pensemos que es éste el que preside la vida
bohemia, vida que se distingue
precisamente por una efímera
brillantez, una gloria que dura poco, y que contrasta con sus
aspectos más sombríos (la miseria, el hambre...) y también con la
sombría vida española tal
y como nos la presenta la obra. Es
este contraste entre la luz y la sombra lo que confiere
sentido
irónico al título de la obra.
Curiosa y
paradójicamente, en una obra que lleva semejante título y que cada
dos por tres
nos habla de luces y de sombras, el protagonista es
un ciego, Max Estrella, una especie
de quijote de la poesía
que lucha por mantener la lucidez (en un sentido intelectual).
Este
antihéroe alcohólico que afirma que si no fuese por la
borrachera ya se habría pegado un
tiro es el personaje que
simboliza las contradicciones y el último rescoldo de la bohemia
heroica. Desvelemos también la dimensión simbólica de su
nombre, pues de modo irónico don Latino lo llamará “Estrella
Resplandeciente” cuando Max consiga “dos pápiros de piel
de
contribuyente”; sin embargo, de modo habitual entre la clase
literaria se le conoce como
“Mala estrella” (= mala suerte,
destino funesto). Pese a todo, tenemos que destacar la
dimensión
heroica del personaje, que se ha resistido a llevar “una triste
velilla en la trágica
mojiganga” de la mala racha que está
atravesando la España de la época.
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