Realizar el comentario de texto de este fragmento poético de Antonio Machado.
XCVIII
¡Oh
tierra triste y noble,
la
de los altos llanos y yermos y roquedas,
de
campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas
ciudades, caminos sin mesones,
y
atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que
aun van, abandonando el mortecino hogar,
como
tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla
miserable, ayer dominadora,
envuelta
en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera,
duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda,
cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo
se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian
la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó?
Sobre sus campos aun el fantasma yerra
de
un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La
madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra
es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla
no es aquella tan generosa un día,
cuando
Mio Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano
de su nueva fortuna, y su opulencia,
a
regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
o
que, tras la aventura que acreditó sus bríos,
pedía
la conquista de los inmensos ríos
indianos
a la corte, la madre de soldados,
guerreros
y adalides que han de tornar, cargados
de
plata y oro, a España, en regios galeones,
para
la presa cuervos, para la lid leones.
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