COMENTARIO
CRÍTICO DEL TEXTO DE EL
ÁRBOL DE LA CIENCIA
(que habéis
trabajado)
El texto que tenemos
que analizar es un texto literario, perteneciente al género de la
narrativa, concretamente un fragmento de la novela de Pío Baroja
(autor de la llamada Generación del 98) titulada El
árbol de la ciencia publicado
en 1911.
En él se expone o describe de manera muy crítica la situación de
ese pueblo español y se reflexiona sobre ello. Esto hace que el
texto esté más cerca del discurso expositivo-argumentativo que del
propiamente narrativo.
El fragmento se
sitúa en el momento en que el protagonista, Andrés Hurtado, se ha
trasladado a un pueblo simbólico español, Alcolea, como médico,
en lo que podemos considerar como una experiencia más de su
aprendizaje en la vida. Está escrito con un estilo sencillo, en
léxico y sintaxis, muy característico de la técnica narrativa
rápida y espontánea de Pío Baroja.
En la
descripción crítica de la sociedad insolidaria y cerrada de
Alcolea, el narrador
recurre
a un vocabulario de connotaciones peyorativas y uso de comparaciones
despectivas (“como los trogloditas en su cueva”) y a imágenes
degradadoras que llaman la atención, como sucede al comparar a
Alcolea con una ciudad sitiada por la moral católica. Todo ello nos
transmite la impresión de un pueblo anquilosado, cerrado al
exterior.
La visión de la
situación política del pueblo a que se refiere el texto no es
mejor. Primero, critica la selección de los gobernantes (“los más
aptos eran allí los más ineptos”); luego, censura el caciquismo,
propio en la política española de la época, y la alternancia en el
poder pactada por los dos partidos, conservadores y liberales
(“mochuelos y ratones”, respectivamente). Estas animalizaciones
despectivas, la adjetivación usada para caracterizar a sus alcaldes
(“muy clerical”, “bárbaro y despótico”, “bandidos”,
etc.) y las actuaciones de estos, con robos constantes al municipio,
dejan clara la intención sarcástica del narrador.
Andrés Hurtado,
como en otros momentos de la novela, reflexiona y extrae
conclusiones,
que
responden a su espíritu angustiado y pesimista. Va inclinándose
cada vez más por situarse a un lado, por la “no acción”: “¿Por
qué incomodarse, si todo está determinado, si es fatal, si no puede
ser de otra manera?” La influencia del pensamiento pesimista de
Schopenhauer parece clara.
La intención del
autor no ofrece dudas. Es Baroja, inconformista radical, quien está
detrás
de
esta crítica clamando contra tantas injusticias de su época.
El árbol de la
ciencia es una de las
novelas más noventayochistas, una de las que mejor definen el
espíritu de la crisis del fin del siglo XIX. Hay, por un lado, una
crítica concreta a la situación de España (el tema de España,
característico del 98); y hay, por otro, un protagonista, Andrés
Hurtado, “alter ego” del autor, que ante la crisis ideológica
general, adopta una actitud pesimista (son los llamados “conflictos
existenciales” del 98, evidentes también en la obra de Machado,
Unamuno, etc.).
Pero este texto
barojiano refleja un tema de actualidad. Algunos de los asuntos que
critica siguen estando presentes, aunque sea de otra forma, en la
realidad española de hoy: las costumbres cerradas de los pueblos, la
influencia de la Iglesia en los mismos, la ineptitud de los
gobernantes... pero, sobre todo, la corrupción política.
En nuestros días,
en España hay muchos de esos “mochuelos” y “ratones” que,
como dice el autor, siguen saqueando la economía de nuestros
municipios. Estos que, hoy en día, están siendo investigados,
imputados, e incluso, encarcelados, al demostrarse ante la justicia
su culpabilidad en los hechos. Y por ello debemos optar por la
protesta radical de la ciudadanía y defender nuestros derechos, y no
caer en ese fatalismo pesimista que aquí expone el protagonista de
esta novela, Andrés Hurtado.
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