jueves, 29 de noviembre de 2012

NARRADORES-2º A/D

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Lee atentamente los siguientes textos y señala el tipo de narrador que aparece en cada uno de ellos. Razona la respuesta.
1º.- “Me despertó un ruido. No sabía dónde me hallaba ni qué hacía allí: los tentáculos del miedo paralizaban mi raciocinio. A tientas y más por instinto que por otra cosa oprimía la pera que colgaba del dosel, pero seguí sumido en la más completa oscuridad: quizá no había fluido eléctrico o quizá me había quedado ciego. Me empapó un sudor frío como si me estuviera duchando de dentro afuera...”
Eduardo Mendoza: El misterio de la cripta embrujada.

2º.-“ Terminó de pasar el mercancías y apareció todo el grupo de bicicletas, al otro lado del paso a nivel. Paulina, al verlos se puso a gritarles, agitando la mano:
-¡Miguel!, ¡Alicia!, ¡Qué estamos aquí!
-Hola, niños,-contestaban de la otra parte-. ¿Nos habéis esperado mucho rato?
Ya las barras del paso a nivel se levantaban lentamente. Los ciclistas entraron en la vía, con las bicis cogidas del manillar.
-¡Y qué bien presumimos de moto!-dijo Miguel acercándose a Sebas y a su novia.
Venían sudorosos. Las chicas traían pañuelos de colorines , como Paulina, con los picos colgando. Ellos camisas blancas casi todos....”
Rafael S. Ferlosio.

3º.-“ En aquellos días ¸ la Sara huía a los bosques llevando de la mano a Roque, el Moñigo. Pero éste no sentía tampoco temor de los aviones, ni de las bombas. Corría porque veía correr a todos y porque le divertía pasar el tiempo tontamente, todos reunidos en el bosque, acampados allí, con el ganado y con los enseres, como una cuadrilla de gitanos. Roque, el Moñigo , tenía entonces seis años....”
                                                                                                                       Miguel Delibes: El camino.

4ª.-“-Don Frasquito, por la Virgen, mire que vamos a creer que está ido...¡Gastar la peseta en un retrato!...
No se dio por vencido el caballero pobre, y guardando cuidadosamente la cartulina, se abrochó su gabán y trató de ponerse en pie; operación complicadísima que no pudo realizar, por la extraordinaria flojedad de sus piernas, no más gruesas que palillos de tambor. Con la prontitud que usar solía en casos como aquel, Benina salió a tomar un coche, para la cual antes tenía que evacuar otra diligencia de la suma importancia. Mas como era tan ejecutiva, pronto despachó: con sus diez duros en el bolsillo, volvió a Mediodía Grande en coche simón tomado por horas, y en la puerta de la casa se tropezó con Petra la borracha y su compañera Cuarto e Kilo, que de la taberna vociferando salían.”
                                                                                                         Benito Pérez Galdós: Misericordia.

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